jueves, septiembre 28, 2006

De: Jorge Fernández Menéndez

Razones

Por: Jorge Fernández Menéndez

Los gobernadores pintan su raya

El recorrido que, previo a la reunión plenaria del viernes, están realizando los legisladores perredistas con los gobernadores de su partido, debería hacerles comprender con bastante claridad la enorme distancia que separa a éstos de las intenciones de López Obrador de conformar un gobierno paralelo, de desconocer las instituciones o de optar por una resistencia civil que se resume en cometer actos de vandalismo en supermercados o arrojar huevos a la caravana presidencial, campaña que le resta, un día sí y el otro también, votos y apoyo al perredismo. Una actitud que, además, vulnera la gobernabilidad de los mandatarios, quienes ven cómo en sus estados, siguiendo el ejemplo de López Obrador, las fracciones contrarias a ellos, incluso dentro del PRD, comienzan a mostrar señales de desconocimiento a las instituciones locales.

Amalia García, gobernadora de Zacatecas, quien siempre ha sido una de las dirigentes más lúcidas del perredismo, lo dijo con claridad cuando se reunió con legisladores federales, locales y todos los miembros de su gabinete, este lunes: "Nosotros no queremos quedarnos fuera de las negociaciones. Viene el presupuesto y es un tema que nos preocupa". Y agregó que "los gobiernos no conocen ni desconocen presidentes". Lo mismo han repetido, con otras palabras, Lázaro Cárdenas Batel en Michoacán, Zeferino Torreblanca en Guerrero y el candidato electo en Chiapas, Juan Sabines. Mientras que el de Baja California Sur, Narciso Agúndez, ni se ha referido al tema. Por su parte, Marcelo Ebrard ya no sabe qué equilibrios hacer para estar en la "resistencia" y al mismo tiempo obtener espacios de legitimidad y gobernabilidad en su próxima administración en el DF: cuanto más duro se ponga, menor capacidad de gobierno tendrá, más dirigentes radicales que no están comprometidos con él, sino con López Obrador, tendrá que incorporar a su gobierno y perderá apoyo popular (ahí están algunos dirigentes capitalinos y el vocero, Gerardo Fernández Noroña, invitando a los miembros de la APPO a establecer su plantón, una vez más, en Reforma, lo que me imagino que le dará un enorme gusto a Ebrard) con lo que anulará sus ambiciones personales para 2012. Pero si Ebrard toma distancia, los talibanes de López Obrador se lo cobrarán.

El gobierno alterno y la resistencia civil, la cerrazón de López Obrador, los insultos al Presidente electo, no ayudan en nada al perredismo y explican la premura del ex candidato de conformar, en apenas 28 minutos y sin otra propuesta que no sea el apoyo irrestricto a su causa, un llamado frente amplio que busca diluir en él al perredismo. Por eso también ni López Obrador ni casi ninguno de sus cercanos, han aceptado responder con seriedad a las observaciones de Cuauhtémoc Cárdenas. Manuel Camacho y Porfirio Muñoz Ledo, los mismos que han pasado por cuatro o cinco opciones políticas diferentes en la última década, se atrevieron a decir que Cárdenas no era consecuente con la izquierda y las causas populares, y el citado Fernández Noroña, el mismo que nunca fue tomado en serio por los perredistas, cuando hacía sus piruetas en una fracción de El Barzón, ridiculizó a Cárdenas, diciendo que era como aquel loco que va en el Periférico en sentido contrario y se queja porque todos los demás van en otra dirección. Con el líder López Obrador, no se discute, se acata.

Un ejemplo más lo sufre el candidato perredista de Tabasco, César Raúl Ojeda, abajo en las encuestas, en forma más marcada desde el 2 de julio pasado y luego del desconocimiento de su ex candidato presidencial de los resultados y las instituciones. Para colmo, López Obrador reemplazó de facto a Ojeda en su campaña y le dedica "tiempo completo" a Tabasco, como si él fuera el verdadero candidato: a López Obrador, después de las sucesivas derrotas electorales y políticas de los últimos meses, le urge algo que lo legitime y lo está buscando en Tabasco. Paradójicamente, su proselitismo y su discurso le restan votos a Ojeda. La sociedad tabasqueña está cansada de casi dos décadas de enfrentamientos, en muchas ocasiones con la Federación , y no quiere volver a ellos.

Andrés Granier, el candidato priista que está arriba en las encuestas, tiene una buena relación con Manuel Andrade (que a su vez mantuvo una buena relación con el presidente Fox), no fue ni es el candidato de Madrazo, tiene buenas relaciones con muchos perredistas y garantiza una buena relación con la Federación en un estado donde se depende en grado muy alto de la misma. Por eso Granier está arriba en las encuestas y por eso el día en que López Obrador hablaba en Tabasco de desconocer al gobierno ilegítimo, de la resistencia civil, de rechazar las instituciones espurias, Ojeda se apresuraba a decir que si él ganaba las elecciones trabajaría con el Gobierno federal y con Felipe Calderón. La situación no admite mayor margen para los perredistas, ni en Tabasco ni en ningún otro lugar del país. Y si el lopezobradorismo termina identificándose con la APPO , como ya lo está haciendo, su aislamiento será mayor aún, incluso dentro de su partido ya hay tres entidades gobernadas por perredistas amenazadas por las "nuevas APPO" en cada una de ellas.

Si a eso le sumamos que la actitud adoptada por López Obrador y sus seguidores está alejando a muchos legisladores perredistas de alcanzar comisiones importantes (piden Gobernación, Justicia Social, Desarrollo Social, Derechos Humanos y, la estratégica para su partido, la del Distrito Federal, sólo en el Senado y nadie sabe qué obtendrán), entonces se comprenderá por qué, tanto en el Congreso como en los estados perredistas, las posiciones del ex candidato comienzan a perder cada día más peso. Y si el 15 pierde en su campaña personal en Tabasco, las cosas se deteriorarán, para su causa, con mayor rapidez aún.